¡Queridos niños! ¿Cómo están? Hoy
queremos presentarles otro tema, que es muy importante para prepararnos para
reconciliarnos con Jesús. Hoy aprenderemos sobre los pasos para una buena
confesión. ¿Se animan? Pero antes, vamos a recordar este relato del Evangelio:
“Había una vez un señor
que tenía dos hijos. El más pequeño era muy rebelde y le daba muchos disgustos.
Un día le pidió dinero y se escapó de casa. El padre no tenía noticias de él,
pero seguía pensando en su hijo con mucha tristeza, porque le quería mucho a
pesar de los disgustos que continuamente le daba. Mientras tanto, el hijo
rebelde se gastaba todo el dinero llevando mala vida, pero un día decidió
volver a casa de su padre y pedirle perdón. El padre todos los días se asomaba
a los caminos que venían del pueblo con la esperanza de que su hijo regresaría
a casa. Un día vió venir a uno por el camino. Todavía estaba lejos y no podía
conocerle, pero el corazón comenzó a latirle fuertemente. Salió corriendo y se
encontró que efectivamente, era su hijo. Le dio un gran abrazo y le cubrió de
besos. Fue un encuentro emocionante y el padre ya no se acordaba de los
disgustos que aquel hijo le había dado. Lloraba de alegría porque había vuelto
a casa aquel hijo que se había escapado”. (Lc 15,11 ss)
¿Te acuerdas de esta
historia? Es la Parábola del Padre Misericordioso, también conocida como “el
hijo pródigo”. Si quieres, te envío este link para que la veas, y recuerdes
este hermoso texto:
Cuando nosotros nos
confesamos, otra vez sucede en nosotros lo que sucedió en esta historia:
- Examen de conciencia: El hijo se da cuenta de las faltas que cometió contra su papá. Y en el camino de regreso a casa comienza a pensar en esas faltas. Cuando nos confesamos, nosotros también nos alejamos de nuestro Padre Dios, pero si nos arrepentimos nos acercamos nuevamente, y hacemos un “examen de conciencia”, es decir, pensamos en las faltas o pecados que hemos cometido. Debemos pensar en las cosas que hemos hecho mal.
- Arrepentimiento de Corazón: es decir, sentir pena por las acciones malas que hemos cometido. Cuando nosotros amamos a alguien, supongamos, a mamá o a un ser querido, me duele si la ofendo, me duele más a mí que a ella tal vez… y eso se llama “dolor” o “arrepentimiento”.
- Propósito de la enmienda: se
trata de hacer el propósito de no hacer nunca más mal a nadie. Es cierto que es
difícil de cumplir, pero lo debemos intentar!
- Decir los pecados al confesor: acudir ante el sacerdote y contarle lo que hemos hecho mal, diciéndole que lo sentimos, que nos arrepentimos, y nombrar uno por uno los pecados cometidos, con sinceridad, y con claridad. El Sacerdote es un hombre como cualquiera de nosotros, pero ha recibido de Dios, un poder para perdonar los pecados de todos los que se acercan al Sacramento de la confesión…
- Cumplir la penitencia: hacer lo que el Sacerdote nos mande, como señal de que realmente nos hemos arrepentido. ¡No debemos olvidarnos de cumplir con este paso!
Actividades para compartir:
1. Busca en la Biblia la siguiente cita y comparte con tus compañeros su enseñanza principal. Jn. 20, 21 - 23.
2. A su vez, busca en internet un examen de conciencia para niños, (pide ayuda a alguien mayor que esté con vos) y lee con mucho amor, pensando tus faltas. Pide perdón a Jesús por ellas, en el silencio de tu corazón. (Más adelante lo harás con el Sacerdote, quien perdona en nombre de Jesús). Comparte tu experiencia de sentirte perdonado y da gracias a Jesús porque te ofrece su perdón!